Proyecto educativo con huerto escolar
Este artículo va a ir relacionado con una tipología de huertos que ya ha sido tratada aquí pero que me gustaría ahondar más en ella, se trata de los huertos que están destinados a los más pequeños. Estos son los huertos escolares.
Una gran diferencia de este tipo de huertos son los objetivos hacia los que van dirigidos, que se pueden distinguir en tres bloques diferenciados como son: el objetivo ambiental, social y urbanístico. A continuación mostraremos algunos de los objetivos que aparecen en un proyecto de educación español utilizando un huerto urbano. En el artículo que ya aparece en esta página encontramos los objetivos que marca la FAO. Los objetivos comunes en los pocos colegios españoles afortunados de tener en su interior o bien en las proximidades de sus barrios un huerto escolar, son:
- La enseñanza de la sostenibilidad ambiental. Al incrementar las zonas verdes dentro de los colegios aumentamos la presencia de la naturaleza en la ciudad y esto muestra a todo el entorno educativo lo vulnerables que podemos llegar a ser si no cuidamos la naturaleza. Por otra parte, mejora el funcionamiento del ecosistema urbano ya que estos huertos tienen un carácter ecológico. También es muy importante hacer ver a los niños una cosa fundamental y es que un huerto no es solo un espacio para disfrutar o relajarse, sino que es un espacio de trabajo a través del cual sacamos un beneficio totalmente necesario como es la comida, pero para ello se necesitan una serie de esfuerzos y cuidados importantes. También se les enseñan las herramientas necesarias para poder cultivar, adaptadas para que los niños no sufran ningún tipo de daño.
- El desarrollo de una ciudadanía colaboradora. En los últimos tiempos nos hemos dado cuenta que tenemos que dirigirnos hacia una sociedad que se rija a partir de la coherencia necesaria entre los objetivos de planificación urbanística y el desarrollo sostenible. Si no somos capaces de mostrar esta coherencia desde las edades más tempranas los niños nunca sabrán que el uso correcto de los recursos se encuentra en un punto medio entre estas dos opciones. Son estos pequeños, los que están siendo introducidos en la sociedad, y por tanto, a los que hay que enseñar para que no se vuelva a dar este uso incontrolado del suelo. Por ello, en este tipo de huertos es necesaria la participación activa también de las familias.
- Aprendizaje de la dimensión social del huerto. Este, quizás sea el punto que más podemos echar en falta aquellos que nos gusta el tema de la agricultura y no hemos podido desarrollar nuestras actividades educativas en un colegio con huerto escolar. Dentro de este apartado distinguimos:
- Aprender a cultivar, para así reconocer la importancia de los alimentos. Es decir, «meter las manos en la tierra» desde que somos pequeños.
- Se formará a los niños para que sepan compartir tareas y compromisos y para que sus relaciones sociales sean mucho mas fluidas.
- Se verán favorecidas las relaciones sociales de la gente del barrio, porque recordemos que en estos huertos también es totalmente necesaria la participación de los padres que son los que nos van a ayudar a explicar a sus hijos los aspectos más bonitos del mundo rural, ya que son ellos los que han vivido más de cerca este ambiente.
- Se pretenderá dar a conocer las costumbres propias de la localidad española en la que nos encontremos, como por ejemplo las especies típicas, las costumbres de trabajo rural o los ciclos de producción. Con este objetivo se recuperarán estas costumbres que por el paso del tiempo en algunas zonas han ido despareciendo.
Estos objetivos que hemos desarrollado, no tendrían ningún sentido si no existiera la figura del profesor/a, la única capaz de llevarlos a cabo de una manera lúdica y motivadora para los niños y niñas. ¿Y cómo lo hacen? A través de actividades que, partiendo del juego, llegan a ser una experiencia educativa, didáctica y enriquecedora, tanto para los niños/as como para ellos.
Veamos un ejemplo:
ROSAS ARCO IRIS
En el huerto hemos plantado flores, como por ejemplo rosales cuyo color de flor es blanco o rosa. A los niños les encantan los colores vivos y alegres así que hemos decidido crear nuestras propias rosas, y serán de color “arco iris”.
Para realizar la actividad sólo será necesario, además de las rosas: tijeras de podar, cestas de mimbre, vasos de cristal altos y delgados, 3 colores de colorante alimentario, cuchillo afilado (que solo utilizará el profesor/a), agua y un poco de paciencia.
La primera parte de la actividad será ponerse el peto de trabajo, coger las herramientas necesarias y dirigirse al huerto a recolectar las rosas. Los más pequeños serán ayudados por los profesores/as ya que se tienen que cortar los tallos de las flores con mucho cuidado, para no dañar la planta y para no dañarse a uno mismo, y además se debe hacer a una altura determinada: a unos 30 centímetros del cáliz.
Las rosas que se vayan recolectando, se irán depositando en las cestas de mimbre. Una vez se hayan recogido las suficientes para que cada niño/a tenga la suya, se irá al aula donde estará preparado un perfecto laboratorio de colores.
En las mesas estarán preparados 3 vasos de cristal llenos de agua por cada niño/a, un cuchillo y los colorantes. El siguiente paso es hacer 3 cortes longitudinales en el extremo inferior del tallo (tantos cortes como colores queramos añadir).
Ahora, hay que colorar el agua. En cada vaso, se echa un chorrito de colorante. Mejor no quedarse corto para que los colores queden bien vivos. Y el último paso de esta actividad es colocar la rosa, de tal manera que cada sección de tallo que se ha cortado quede dentro de uno de los vasos con colorante.
Pasados unos 30 minutos se podrán ver los primeros resultados de la actividad y los pétalos se verán algo teñidos. Sin embargo habrá que esperar una semana aproximadamente para ver el resultado final.
Después de esta actividad, se comentará con los niños/as por qué se han teñido los pétalos, cómo ha subido el agua desde el tallo hasta la flor, relacionando este suceso con el proceso de nutrición y absorción de las plantas. De esta manera, además de ser una actividad motivadora, lúdica y experimental, será también una actividad educativa que hemos podido realizar gracias al huerto escolar.