Cómo cultivar Kiwis: Guía completa sobre el cultivo del Kiwi
Hola agrohuerters. En este artículo explicaremos todo lo necesario para cultivar kiwis en nuestro huerto o plantación. Hablaremos de cuál es el clima más adecuado, tipo de suelo, cómo realizar la plantación y las claves para su abonado y riego. Aquí te presentamos una guía completa sobre el cultivo del kiwi.
1. Características y particularidades del kiwi
El kiwi, denominado Actinidia chinensis, es una planta perteneciente a la familia Actinidiaceae. Su origen se sitúa en China, que ostenta el primer puesto a nivel mundial como productor de este fruto, seguido de Italia y Nueva Zelanda. En España su producción es bastante reciente, a penas 40 años, concentrándose principalmente en la Cornisa Cantábrica. De hecho, en Asturias, el cultivo del kiwi se ha convertido en el segundo frutal más importante solo por detrás del manzano.
De primeras podríamos pensar que el kiwi es un árbol, aunque en realidad no es así. Se trata de un arbusto trepador, más similar a una parra, que necesita estructuras de soporte para su crecimiento.
Otro dato curioso es que es una especie dioica, lo que quiere decir que tendremos plantas macho y plantas hembra y que necesitaremos ambos ejemplares para obtener frutos. Los machos son los encargados de producir el polen y solo las hembras serán las que produzcan los frutos.
Este polen es transportado hasta la hembras mediante la acción de los insectos principalmente (polinización entomófila) aunque también el viento juega un papel importante. En algunas plantaciones la polinización se realiza de forma artificial, debido a que este período puede coincidir con precipitaciones abundantes que dificultan el trabajo de los insectos.
2. ¿Cuál es el tipo de clima más adecuado?
El clima va a ser uno de lo principales condicionantes para plantar kiwis en nuestro huerto, por lo que deberemos fijarnos en los siguientes aspectos: heladas tardías, horas de frío, temperaturas, precipitaciones, humedad relativa y viento.
2.1. Heladas tardías
El kiwi entra en floración entre marzo y abril, por tanto, antes de decidirnos a plantarlo, deberemos asegurarnos de que en nuestra zona no se producen heladas primaverales, ya que de ser así, producirían importantes daños en la planta y en la cosecha.
2.2. Horas de frío
Las horas de frío son un aspecto a tener en cuenta en las plantas de hoja caduca que, con la llegada del invierno, entran en reposo y «se quedan dormidos». Para que vuelvan a «despertase» tienen que acumular un número de horas del día en la que la temperatura es inferior a 7ºC. Este número de horas es lo que agronómicamente se conoce como horas de frío. Una vez que el árbol ya ha acumulado el número de horas correspondiente, empieza a brotar y comienza la floración.
En el caso del kiwi las horas de frío dependen de la variedad, para las de pulpa amarilla serían necesarias unas 300-400 horas, mientras que para las de pulpa verde las necesidades son de 600-800.
2.3. Temperatura
Como ya hemos comentado, el kiwi es muy sensible a las heladas primaverales. Temperaturas inferiores a -1,5ºC en los meses de marzo o abril pueden causar daños importantes. Sin embargo, tras la caída de las hojas, es decir, durante el invierno, puede soportar temperaturas de -15ºC.
En el periodo de floración, no es recomendable que en la zona se superen los 26ºC que, sumado a una baja humedad, podrían provocar la deshidratación del polen.
En cuanto al verano, si se superan los 35ºC pueden producirse quemaduras en las hojas y defoliación. Por este motivo, en zonas como la Comunidad Valencia, se utilizan técnicas de sombreado como la colocación de mallas.
2.4. Precipitaciones y humedad
El kiwi es un cultivo que requiere importantes cantidades de agua, por tanto, si nuestra zona no cuenta con precipitaciones abundantes y distribuidas uniformemente a lo largo del año, será bastante probable la necesidad de incorporar un sistema de riego.
Por otro lado, la humedad ambiental de la zona también tiene que ser elevada, situándose el rango idóneo entre un 70-80%. Para mejorar este aspecto, se puede instalar riego por microaspersión cercano a la zona del follaje, si bien, encarecería considerablemente la instalación y el mantenimiento.
2.5. Viento
El viento es otro de los factores climáticos que condicionan el cultivo del kiwi. Rachas superiores a los 30 km/h ocasionan daños en las ramas, por lo que en la mayoría de los casos se hace necesario la construcción de estructuras que actúen como cortavientos. Más adelante explicaremos algunas de las opciones que podemos elegir.
2.6. ¿Qué zonas de España cumplen los requisitos climáticos del kiwi?
Si tenemos en cuenta todo lo dicho anteriormente, habría que descartar la meseta norte y las zonas de montaña debido a la incidencia de heladas tardías. Tampoco sería óptima la meseta sur debido a la baja humedad relativa. Por tanto, únicamente podríamos cultivar kiwis en zonas de costa, con baja probabilidad de heladas tardías, en las que no se superen frecuentemente los 26ºC en primavera y los 35ºC en verano, lo que en España correspondería a la costa del Cantábrico.
Esto no quiere decir que no se puedan cultivar en otros sitios, siempre que tomemos medidas adicionales, como el sombreado, en caso de temperaturas elevadas, o instalar microaspersores cerca del follaje si la humedad relativa es inferior al 60%. Ambas técnicas aumentarían los costes.
3. ¿Qué tipo de suelo es más apropiado?
Los suelos más apropiados son los de textura franco-arenosa, permeables y con buen drenaje, ya que el kiwi es muy sensible al encharcamiento y a la asfixia radicular, por tanto, deben descartarse los suelos arcillosos o muy pesados. También es muy sensible a la presencia de cal activa, a los cloruros y a pH básico. El rango óptimo de pH está entre 5-7.
Si bien, estas serían las características de un suelo idóneo, lo que no quiere decir que no se pueda cultivar en otros suelos aplicando estrategias que atenúen estos factores, como aportes de materia orgánica, uso de caballones, técnicas de drenaje, etc.
4. Labores previas
Una vez que ya sabemos que nuestro huerto o plantación se sitúa en una zona adecuada para cultivar kiwis, el siguiente paso será preparar el terreno.
4.1. Labranza del terreno
El objetivo de esta operación es descompactar el terreno, de forma que la tierra quede suelta. Si se trata de un huerto o un terreno pequeño, podemos utilizar un motocultor o motoazada, que son máquinas agrícolas de tamaño pequeño.
Si por el contrario, lo que vamos a realizar es una plantación de mayores dimensiones, sería conveniente realizar un pase de subsolador a una profundidad de unos 80 cm, en caso de que tengamos un suelo muy compactado, con poca aireación o con una profundidad inferior a 1 metro. También podría llevarse a cabo una labor de fresadora justo antes de plantar.
4.2. Abonado de fondo
El abonado de fondo es aquel que se aplica en profundidad una vez que se ha realizado la labranza del terreno. Con ello, conseguiremos sacar un mayor rendimiento en el caso de que tengamos suelos pobres en nutrientes o materia orgánica.
Es complicado hablar de cifras sin saber de qué tipo de suelo se trata y sin un análisis previo. Si bien, estas serían unas cantidades aproximadas para un suelo de textura franca, con un pH entre 6 y 7:
dosis/ha | dosis/m2 | |
---|---|---|
Estiércol | 70-80 t | 7-8 Kg |
P2O5 | 200-300 UF | 0,02-0,03 UF |
K2O | 200-300 UF | 0,02-0,03 UF |
t= tonelada; UF=Unidades Fertilizantes
4.3. Caballones
En suelos con tendencia al encharcamiento, con baja permeabilidad o poco profundos, puede ser necesaria la realización de caballones. Los caballones son unos «montículos de tierra» que sirven para elevar la altura de la planta con respecto al terreno, de forma que los efectos mencionados anteriormente se atenúan. Las dimensiones de los caballones han de ser de al menos 1 metro de ancho y unos 40 cm de altura.
5. Adquisición de plantas
Lo más recomendable para conseguir las plantas es ir a un vivero. De esta forma obtendremos antes los frutos, podremos elegir la variedad y además conocemos el sexo del individuo. Como ya comentamos al inicio del post, el kiwi es una planta dioica (plantas macho y plantas hembra), por lo que necesitaremos al menos uno individuo de cada sexo. En el caso de plantaciones a gran escala, la proporción habitual es plantar 1 macho por cada 8 hembras.
6. Estructura de soporte
El kiwi es una planta trepadora, lo que significa que requiere de una estructura de soporte para crecer. Dicha estructura debe colocarse antes de comenzar con la plantación.
Existen varios tipos de sistemas de soporte para el cultivo del kiwi, pero el más habitual es el T-bar, que consiste en una estructura en forma de cruz unida a la siguiente mediante 3 hilos. Los marcos de plantación habituales suelen ser de 5×2, 5×2,5 o 5×3 (distancia entre filas x distancia entre las plantas de la fila):
A la hora de construir la estructura, hemos de tener en cuenta que tiene que se capaz de resistir la mayor parte de la fracción vegetativa de la planta y la totalidad del peso de los frutos, por lo que debe estar bien anclada al suelo y construida con materiales de buena calidad. Normalmente se utiliza metal, madera u hormigón armado, aunque este último encarece considerablemente los costes.
7. Cortavientos
Como ya explicamos en el apartado del clima, el kiwi es una planta sensible a vientos moderados, por lo que en la mayor parte de las zonas es necesario la colocación de cortavientos, que podemos dividir en 2 grupos:
- Cortavientos naturales: suelen utilizarse árboles de tipo ciprés o tuya. La desventaja de esta alternativa es que podrían entrar en competencia con el cultivo por los recursos.
- Cortavientos artificiales: podemos utilizar mallas de plástico y postes de madera para su construcción. Esta opción tiene el inconveniente de que es más cara que los cortavientos naturales.
Elijamos lo que elijamos, los cortavientos deben colocarse de forma perpendicular a la dirección del viento predominante, con cuidado de no sombrear demasiado al cultivo.
8. Plantación
8.1. Distribución de machos y hembras
Como ya hemos comentado, la proporción habitual suele ser de 1 macho por cada 8 hembras. Además, deberemos situar otro macho en los extremos de cada fila para asegurar una correcta polinización. Las hembras irán situadas entre los postes de la estructura de soporte.
Para plantaciones grandes, se debe marcar la ubicación de cada planta en la parcela. Para ello, podemos utilizar los tutores que vayamos a emplear para guiar la planta
8.2. Realización de hoyos
Una vez que ya hemos adquirido las plantas, construido el sistema de soporte y los cortavientos, el siguiente paso será plantar los kiwis. La mejor época para plantar es desde finales del otoño hasta principios de la primavera. Los hoyos deben realizarse de un tamaño tal que las raíces puedan quedar bien estiradas y colocadas de forma radial. A continuación se cubrirán con tierra hasta una altura que no supere el cuello.
8.3. Entutorado
El entutorado es una técnica que consiste en guiar o dirigir la planta atando algunas de sus ramas a un tutor, de tal forma que ésta tenga un soporte en el que apoyarse y así poder crecer correctamente. Para ello, utilizaremos tutores que sean de un largo tal que el extremo llegue a la altura del hilo de la estructura de soporte.
9. Poda
En el cultivo del kiwi existen 3 tipos de poda: poda de formación, poda de fructificación y poda en verde.
9.1. Poda de formación
Se realiza durante los 2 o 3 primeros años y tiene como objetivo dar a la planta la estructura correcta. La primera poda ha de realizarse tras la plantación y consistirá en el despunte del tallo hasta la parte donde alcance 1 cm de grosor. Después de dicho corte irán saliendo más tallos que deberemos cortar quedándonos solo con 1; este ha de ser el más fuerte y grueso. Una vez elegido el tallo principal, lo despuntaremos como antes (hasta la parte donde alcance 1 cm de grosor). Repetiremos esta operación tantas veces como sea necesario, hasta que su altura se acerque a la del hilo central de la estructura y ya tenga el grosor adecuado. Una vez alcanzada la altura necesaria del tallo principal, deberemos seleccionar dos ramas secundarias. Elegiremos dos que tengan un buen grosor y las ataremos al hilo central en direcciones opuestas.
Durante el verano, también tendremos que despuntar las 2 ramas principales que habíamos atado. Con ello conseguiremos que de ellas broten nuevas ramas secundarias. Estas ramas deben estar separadas a unos 30 cm unas de otras, en caso de que haya alguna a menor distancia deberemos eliminarla. El objetivo perseguido es conseguir una estructura similar a la del siguiente esquema:
9.2. Poda de fructificación
Esta poda se realiza en invierno, desde que termina la cosecha hasta finales de enero. Los frutos de kiwi, al igual que ocurre con la vid, salen de los brotes surgidos ese mismo año en las ramas formadas el año anterior, es decir, que no vamos a obtener frutos de brotes que ya hayan fructificado en otro año. Dicho esto, deberemos eliminar las ramas laterales que ya produjeron frutos la temporada anterior, quedarnos con las que nos darán los frutos en el presente año y atarlas a los hilos laterales de la estructura.
9.3. Poda en verde
Este tipo de poda es la que se realiza en primavera, cuando el árbol se encuentra en actividad vegetativa. Lo que buscamos con esta poda es mejorar la aireación de la planta, conseguir una incidencia más uniforma de la luz solar y un reparto más equilibrado de los recursos. Para ello, despuntaremos 3 o 4 hojas situadas tras el último botón floral de todos los brotes indeterminados. Los brotes indeterminados son aquellos que no detienen su crecimiento, sino que siguen creciendo a la vez que se enrollan sobre sí mismos.
También tendremos que eliminar los brotes que sean demasiado grandes y los chupones. Los chupones son ramas que salen de otras viejas y que no van a producir frutos. Podemos reconocerlas porque no llevarán botones florares.
10. Fertilización
El kiwi es muy sensible a la presencia de sales en el suelo, por lo que el mejor método sería incorporar los abonos mediante el agua de riego, lo que se conoce como fertirrigación o fertirriego. Esta técnica permite ajustar la dosis de abono de forma mucho más precisa, reduciendo la posible acumulación de sales.
En cuanto a las necesidades nutricionales, la siguiente tabla recoge la dosis aproximada de nutrientes para un suelo de propiedades intermedias y una plantación adulta de unos 6 años de edad:
Nutriente | kg/ha |
---|---|
Nitrógeno | 150 |
Fósforo | 50-70 |
Potasio | 150-200 |
Calcio | 60-80 |
Magnesio | 30-40 |
11. Riego
El kiwi es un frutal muy sensible al estrés hídrico, tanto por exceso como por defecto. No tolera el encharcamiento ni tampoco la sequía, produciendo ambas situaciones daños en la floración, producción de frutos y cosecha.
Va a requerir importantes cantidades de agua y, en zonas con humedades relativas inferiores al 60%, será necesario implementar difusores de humedad o técnicas de sombreado, procurando que el porcentaje de humedad se sitúe por encima del 75%.
Estos requerimientos hídricos serán menores en aquellas zonas donde las precipitaciones sean más abundantes y homogéneas, por ejemplo, el norte de España, donde se concentra la mayor parte de la producción de kiwi del país.
Además, también habría que tener en cuenta el tipo de suelo: la poca profundidad o un elevado contenido de arena hacen que los requerimientos hídricos sean mayores.
Si relacionamos las etapas del ciclo del cultivo con sus necesidades hídricas, distinguimos 3 etapas claras:
- Desde brotación a floración (abril-mayo), las cantidades de agua serán menores puesto que las temperaturas aun no son demasiado elevadas y el agua del suelo aun no se ha consumido. Durante este período es más probable que el árbol sufra estrés por exceso de agua.
- Desde el mes de junio hasta el final del verano. Esta etapa coincide con el crecimiento de los frutos, por lo que será cuando la planta demande una mayor cantidad de agua.
- Desde el inicio del otoño hasta mediados de noviembre (cosecha). En esta época del año las temperaturas no son tan elevadas y las precipitaciones son más frecuentes y abundantes, por tanto, las dotaciones de riego han de reducirse.
En cuanto al sistema de riego, dada la marcada sensibilidad al estrés hídrico del kiwi, sumada a la necesidad de elevadas humedades relativas, hacen que la mejor opción sea la microaspersión, ya que el uso de difusores posibilita mantener una humedad correcta de manera más sencilla.
12. Bibliografía
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- García Rubio, J.C., García Gonzalez de Lena, G., Ciordia Ara, M. El cultivo del kiwi. SERIDA, Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos del Principado de Asturias. http://www.serida.org/pdfs/6344.pdf
- Malagón, J., 2014. Manejo y rentabilidad del cultivo del kiwi en la zona mediterránea. Revista de Fruticultura, (33). https://agroambient.gva.es/documents/163228750/173203739/Manejo+y+rentabilidad+del+cultivo+del+kiwi+en+la+zona+mediterránea.+2014.pdf
- Malagón, J., Cultivo del Kiwi. Ficha técnica. Coselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Generalitat Valenciana https://agroambient.gva.es/documents/163228750/173203739/CULTIVO+del+KIWI.+Ficha+Técnica..pdf
- Yommi, A., et al., 2018. Kiwi: Manejo del suelo, riego y fertilización . Buenos Aires. Ediciones INTA. https://inta.gob.ar/sites/default/files/inta_manejo_del_suelo_riego_y_fertilizacion_del_kiwi_2018_ebook.pdf
Revisado por: Prof. Dr. Luis Ruiz García el 22/07/2021