Publicado: 18/05/2020 - Actualizado: 15/10/2020
Autor: Lucia Muñoz2 Comentarios
La fertilidad de la tierra es fundamental para el buen desarrollo de los cultivos. Tener un suelo rico y fértil es la base de un buen huerto. Nuestras plantas tienen una parte área y otra subterránea. En ambos ambientes, tanto en la zona que vemos como en el suelo, debemos procurarles las mejores condiciones posibles.
En el post de hoy hablaremos de cómo cuidar y mejorar el suelo del huerto para que las raíces obtengan de él todas las sustancias nutritivas que necesitan las plantas.
Para cuidar el suelo es importante conocer bien cómo es y cómo funciona este «sustento vivo» de las plantas, por lo que primero veremos cuáles son algunos de los componentes del suelo: el humus, la microbiota y la macrobiota.
Contenidos
- La importancia de la materia orgánica del suelo: el humus
- ¿Qué es el humus?
- Los microorganismos del suelo
- ¿Qué es la microbiota?
- La importancia de la macrobiota
- ¿Qué es la macrobiota?
- ¿Cómo podemos mejorar el suelo del huerto? Técnicas ecológicas
- Laboreo de conservación para huertos (mimar el suelo)
- Cómo evitar la compactación
- Abonos orgánicos para mejorar el suelo
- Abonos minerales
- Referencias
La importancia de la materia orgánica del suelo: el humus
Las plantas del huerto necesitan una buena cantidad de nutrientes para crecer y desarrollarse correctamente. Los nutrientes se obtienen del suelo a través de las raíces, y proceden de la mezcla de material orgánico descompuesto de forma natural (humus) y de los abonos o fertilizantes que añadamos para mejorar el suelo.
¿Qué es el humus?
El humus es una sustancia fertilizante de color oscuro presente en las capas superiores del suelo. Está compuesto por nitrógeno, carbono y otros nutrientes esenciales para las plantas, que proceden de la degradación de sustancias más complejas y que, por su grado de descomposición, se pueden absorber fácilmente por las raíces.
El humus procede de distintos restos orgánicos (restos de hojas y ramas, exudados de plantas, cadáveres y excrementos de insectos y otros animales…) que han sido degradados durante años por la microbiota y por la macrobiota que habita en el suelo.
Hay varios tipos de humus en función del clima y la vegetación del lugar donde se forme (mantillo de bosque, turba…), pero en todos los casos el material presenta una gran cantidad de sustancias nutritivas muy beneficiosas y fácilmente asimilables por las plantas.
El uso de plaguicidas y fertilizantes químicos puede degradar o eliminar el humus del suelo; y la labranza reiterada y profunda reduce su disponibilidad para las plantas, ya que lo entierra e interrumpe su formación.
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Para favorecer la conservación y renovación del humus en el suelo se recomiendan técnicas ecológicas como las que veremos más adelante.
Los microorganismos del suelo
Los microorganismos son fundamentales para le fertilidad de la tierra de nuestro huerto.
¿Qué es la microbiota?
Las bacterias, hongos y otros organismos microscópicos constituyen la microbiota del suelo y cumplen una labor muy importante para tener un suelo fértil. Estos organismos son los responsables de que el suelo sea un elemento vivo y en transformación.
Si bien es cierto que algunos microorganismos causan enfermedades en los cultivos, la mayoría de la microbiota del suelo es muy beneficiosa para el crecimiento de las plantas (en un solo gramo de suelo sano encontramos millones de microorganismos beneficiosos).
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Muchos hongos y bacterias del suelo son una defensa contra infecciones de hongos patógenos, mientras que otros eliminan compuestos tóxicos o colaboran en la descomposición de la materia orgánica y su transformación en nutrientes fácilmente asimilables por las plantas.
La importancia de la macrobiota
Ya hemos mencionado que la microbiota o microorganismos del suelo es muy importante, pero también lo es la macrobiota.
¿Qué es la macrobiota?
La macrobiota son los organismos de mayor tamaño como lombrices, insectos y otros seres vivos macroscópicos que están presentes en el suelo y también tienen una importante misión. Estos organismos, además de aportar materia orgánica gracias a sus excrementos y exudados, mullen el suelo y favorecen la aireación y la retención de agua.
La vermicultura o lombricultura es una técnica basada en la cría de lombrices de tierra para la obtención de vermicompost o humus de lombriz, un abono natural humificado y muy completo procedente del excremento de estos anélidos.
¿Cómo podemos mejorar el suelo del huerto? Técnicas ecológicas
Hay varias formas de cuidar el suelo antes y durante el desarrollo de los cultivos del huerto. Una de ellas es el laboreo o manejo del suelo (con técnicas como la escarda o el uso de acolchados), y otra la incorporación de distintos tipos de abonos.
Laboreo de conservación para huertos (mimar el suelo)
Para cuidar el suelo podemos llevar a cabo varias labores que mejoran su estructura y su capacidad de retención de agua y nutrientes. Algunas de estas labores para cuidar el suelo son:
- Labranza del suelo del suelo del huerto
- Mulching o acolchados
- Laboreo de conservación
- Escarda
Labranza del suelo
Es importante realizar esta labor si se han formado capas duras en el suelo o el terreno lleva tiempo sin cultivarse, para eliminar la «costra» que se haya podido formar.
El laboreo o arado del suelo hace que se aireen las capas superficiales, lo que favorece que las raíces de los cultivos que plantaremos después puedan avanzar y desarrollarse correctamente.
Esta labranza (con mula mecánica o motocultor, azada, azadón, pala u otras herramientas para cultivar) se puede usar, además, para eliminar las malas hierbas y restos de cultivos anteriores.
Para la conservación del humus y de la estructura del suelo, no se recomienda hacer labranzas profundas todos los años sobre un mismo lugar. En agricultura ecológica se practica el laboreo mínimo: labranza superficial, sobre rastrojo o vegetación preexistente, no laboreo…
Mulching o acolchado para proteger el suelo
La técnica del mulching o acolchado consiste en poner sobre la superficie del suelo, alrededor de las plantas, una capa que puede ser de diversos materiales (orgánicos o inorgánicos) que impida pasar la luz al suelo y que lo protege de los cambios bruscos de temperatura y de la erosión.
Además de evitar que salgan malas hierbas (por la falta de luz y espacio), el acolchado reduce la erosión o degradación del suelo y mejora las condiciones de humedad en la zona de las raíces. Hay muchos tipos de mulching o mantillos para mejorar el suelo. Algunos son inertes, como las láminas de plástico o la grava, y otros, los acolchados orgánicos, sirven, además de como barrera física, para abonar el suelo.
En los acolchados orgánicos, la materia orgánica se va descomponiendo poco a poco en el terreno y transformándose en humus para la nutrición de las plantas. En el post Tipos de acolchados orgánicos tenéis más información sobre los tipos de mulching y las ventajas de cada uno.
Laboreo de conservación
Esta técnica ecológica consiste en la protección del suelo mediante restos del cultivo anterior. Con el laboreo de conservación, la labranza del suelo se elimina o se reduce bastante (se puede hacer, por ejemplo, un laboreo en caballones o franjas -no en toda la superficie-, o bien un laboreo sobre los rastrojos, que no se eliminan previamente).
Como el acolchado, el laboreo de conservación mejora la humedad y ralentiza la degradación del suelo, algo muy importante sobre todo en zonas áridas con cultivos de secano.
La condición principal es que la siembra o plantación se efectúe con, al menos, el 30% de los residuos del cultivo anterior presentes en el terreno.
Se pueden cortar y trocear los restos de cultivos y enterar en el suelo como abono verde o como cama caliente, o ,por el contrario, cortar y dejar en la superficie en forma de acolchado o mulching.
Cómo evitar la compactación
Es muy importante que la tierra o el suelo del huerto no se compacte. La compactación del terreno perjudica el desarrollo de los cultivos.
Si el suelo está demasiado compactado las raíces de las plantas no tienen suficiente aire para desarrollarse.
Es importante no pisotear mucho el terreno, porque si pisamos en exceso el terreno poco a poco se va compactando.
El utilizar tablas o pasarelas de madera o de cerámica para caminar por el huerto es una práctica recomendable. Favorece que el peso de las personas se reparta y no se concentre todo sobre el mismo punto.
Aireado del huerto
Además de no pisar en exceso, ni pasar por el huerto con máquinas o vehículos pesados, también se puede hacer una labor de aireado.
Para ello hay herramientas manuales o aperos escarificadores que se pueden acoplar a las motoazadas o mulas mecánicas.
Escarda
Consiste en arrancar, con ayuda de una herramienta ligera con lamas afiladas, las raíces de las hierbas que hayan salido entre las plantas del huerto. Se remueve la capa superficial del suelo y se airea o mulle para facilitar el drenaje y evitar la aparición de costras.
Se puede realizar con una pequeña azada o azadilla, con un escarificador o rascador para malas hierbas o con una horca de doble mango como la de la imagen. Si se trata de un huerto pequeño, en macetas o en mesas de cultivo, se puede escardar con herramientas de mano como el cultivador o el almocafre.
La escarda o desherbado no es necesaria siempre, pero es importante en algunos cultivos hortícolas, sobre todo si no hemos puesto ningún acolchado para proteger el suelo.
Abonos orgánicos para mejorar el suelo
Los abonos orgánicos están formados por una compleja mezcla de partículas minerales inertes y de materia orgánica. La macrobiota y la microbiota del suelo descompone poco a poco la materia orgánica y extrae los nutrientes que ésta contiene para que la planta los pueda absorber (mineralización de la materia orgánica).
Los abonos orgánicos proceden, por tanto, de materia orgánica o «materia viva» descompuesta. El humus presente en el suelo de forma natural suele no ser suficiente para nutrir a la plantas, por lo que debemos incorporar abonos o enmiendas orgánicas para mejorar el suelo.
Uno de los más completos abonos orgánicos para mejorar el suelo del huerto es el compost. Es fácil hacer compost casero y es un fertilizante ideal para las hortícolas y verduras.
Otros abonos orgánicos son el vermicompost o humus de lombriz, el estiércol, la turba o los abonos verdes. En el post Tipos de abono orgánico: 10 fertilizantes ecológicos para las plantas hablamos de cómo se aplican y de las ventajas de cada uno de ellos.
Abonos minerales
La principal diferencia entre los abonos orgánicos y los abonos minerales es que los segundos son inertes. Están compuestos principalmente por los elementos fertilizantes en su forma elemental (calcio, fósforo, magnesio…) en forma fácilmente asimilable por la planta.
A diferencia de los abonos orgánicos, que necesitan un tiempo para mineralizarse en el suelo y poner los nutrientes a disposición de las plantas, los abonos minerales proporcionan nutrientes directamente asimilables. Debido a esto, son absorbidos por la planta mucho más rápidamente, y, en momentos puntuales con carencias graves de nutrientes, pueden solucionar evitar que las cosechas se echen a perder.
Hay dos tipos de abonos minerales: los químicos y los naturales. En agricultura ecológica los fertilizante minerales deben ser siempre naturales. No se pueden usar productos químicos que han sido sintetizados en laboratorios, como los tradicionales fertilizantes nitrogenados y otros abonos químicos.
Para sustituir los fertilizantes tradicionales, la agricultura ecológica emplea los abonos orgánicos y, puntualmente, abonos minerales naturales.
Estos son algunos de los materiales naturales para mejorar el suelo mediante fertilización mineral y que están permitidos en agricultura ecológica (según el nutriente más importante que aportan):
- Magnesio y Azufre: enmiendas minerales naturales a partir de dolomita, magnesita, epsonita (con magnesio) o azufre.
- Potasio: ceniza de madera, sales potásicas como sulfatos o cloruro de potasio (silvinita, carnalita, kainita…).
- Fósforo: escorias de Thomas, fosfatos naturales calcinados (como fosfato aluminocálcico, que también aporta aluminio y calcio)…
- Silicio: rocas silíceas trituradas.
Referencias
- FAO, 2000. Mejorando la nutrición a través de huertos y granjas familiares. Manual de Capacitación. Cartilla Tecnológica 5: Mejoramiento del suelo.
- Brechelt, A., 2004. Manejo ecológico del suelo. Fundación Agricultura y Medio Ambiente (FAMA), República Dominicana.
- Félix Herrán, J. et al., 2008. Importancia de los abonos orgánicos. Revista de Sociedad Cultura y Desarrollo Sustentable de la Universidad Autónoma Indígena de México, Ra Ximhai, vol. 4 (1), pag. 57-67.
- López Garrido, R., 2010. Laboreo de conservación: efectos a corto y largo plazo sobre la calidad del suelo y el desarrollo de los cultivos. Tesis Doctoral. Universidad de Sevilla (España).
Revisado por: Prof. Dr. Luis Ruiz García el 15/10/2020
Acerca del autor
Lucia Muñoz
Hola! Muchísimas gracias!!! 🙂 🙂
Me alegro de que te guste nuestro blog. Te dejo el link al último artículo que publiqué, por si te resulta interesante, sobre los tipos de polinizadores y su importancia. Espero que te guste! Un abrazo
https://www.agrohuerto.com/que-es-la-polinizacion-beneficios-tipos-polinizadores/
Infra-de-Alta
siempre gracias por aportar información importante al mundo